Los trabajos realizados para organizar el archivo personal de Antonio Rodríguez Buzón han dado para que este historiador escriba un libro sobre el pregonero, el pregón y un estudio paleográfico del manuscrito
-¿Cuánto tiempo le llevó poner en orden y clasificar el archivo de Rodríguez Buzón?
-Aproximadamente un año.
-¿Recuerda cómo fue el momento en el que dio con el manuscrito del famoso pregón?
-Durante una jornada de trabajo, al leer uno de los manuscritos, localicé ciertas concomitancias con el pregón de Semana Santa pronunciado en 1956 por el autor. Intuí que me encontraba ante algo muy especial.
-¿Muchas correcciones, tachones o un texto limpio, firme y seguro?
-Muchísimas correcciones. De hecho, se trata, de un borrador, del pregón pronunciado por su autor.
-¿Hay más de un borrador?
-No, solamente uno.
-¿Hay tachaduras que puedan sorprender por su relevancia?
-Sí. Hay una de especial interés al referirse al Palio que en 1956 tenía previsto estrenar la hermandad del Amor, al tachar una poesía dedicada a las bordadoras del palio.
-¿Sabemos por qué lo tachó?
-Sencillamente porque no pudo estrenarse ese año.
-¿Entre el manuscrito y el pregón conocido hay muchas diferencias?
-Sí bastante. Lo curioso es que el borrador iguala o supera al pregón pronunciado.
-O sea, allí arriba, sobre el escenario, el manuscrito servía como guión que, luego, el pregonero se saltaba y creaba un texto nuevo improvisando ¿Es eso?
-Más o menos se puede decir así. Quizás lo curioso es comprobar que el pregón entonces se abordaba de otra manera.
-¿Esa forma de encarar el pregón explicaría que el pregonero no se amarrara al atril, sino que declamara de un extremo a otro del escenario, como un actor dramático?
-Así es. De hecho, está confirmado por documentos gráficos y por personas que asistieron al pregón. El pregonero sin dudas, además de poeta, era también un gran actor.
-¿Cree que ha habido algún pregón que se le acerque?
-Puedo decir con seguridad que a partir de su pregón asistimos a un nuevo periodo en la historia de los pregones de Sevilla.
-Hablemos de paleografía. ¿Cuál es la primera conclusión que puede sacar del manuscrito?
-La primera que pertenece a su autor. Y a continuación la peculiaridad del trazado de muchas de su grafías.
-¿Es cierto que hay letras que transforma en verdaderos símbolos para el cristiano?
-Totalmente. Me remito, por ejemplo, a las grafías "T" o "F". La T la convierte en una cruz con sudario y la F en una cruz.
-Imagino que cuando se topó con semejante caudal de información pensó en escribir un libro…
-De forma inmediata. Aunque era conocedor que necesitaba un tiempo para conocer más a fondo al personaje.
-¿Cómo lo consiguió?
-Dedicándole parte del tiempo de mis investigaciones. Es decir, acercándome al tiempo que vio y vivió su autor.
-¿Era un personaje rancio o abierto?
-Fundamentalmente abierto, universal. Publicó más de diez libros sobre poesía, fue un enamorado del fútbol sevillano, director de la Feria de Muestras de Sevilla, era pequeño comerciante (tenía una mercería) asiduo asistente a la tertulia del Rinconcillo y otras hermandades como El Amor y El Valle.
-Dígame en una frase, si puede y se atreve, la definición de Rodríguez Buzón.
-Un sevillano inmortal recordado por toda la sociedad sevillana
-¿Cuándo veremos el libro en la calle?
-Me gustaría verlo en la calle antes que la primera cruz de guía se plante en la calle Sierpes.
-¿Una curiosidad: qué relación existe entre los dorsales de los futbolistas y Rodríguez Buzón?
-Rodríguez Buzón fue el introductor en nuestro país de los dorsales de los futbolistas. Así lo explica él mismo en una entrevista a Juan Tribuna en un diario sevillano de la época.